La UC en las grandes ligas de la ciencia mundial
El trabajo de investigadores e investigadoras de la universidad ha trascendido las fronteras locales, formando parte de alianzas y convenios en el ámbito de la ciencia en el mundo, en colaboración con la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile. En este panorama global, destacan investigaciones bajo los paraguas de importantes instituciones científicas internacionales como CERN, EMBO y ESO, empujando con fuerza el avance en áreas como física de partículas, biología molecular y astronomía, entre otras. Aquí, sus protagonistas cuentan el impacto de formar parte de estas grandes ligas.
Francisca Garay, Marco Aurelio Díaz, Giovanna Cottin, Rodrigo Gutiérrez, César Ramírez, María Isabel Yuseff y Gaspar Galaz, son algunos de los nombres de investigadoras e investigadores de la Universidad Católica que están dejando una huella a nivel internacional, gracias a su trabajo en áreas como la astronomía, la física de partículas y la biología molecular, entre otras.
Esto, gracias a los acuerdos de colaboración que tiene la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID), con entidades como la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO), la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) y la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO). Estos acuerdos permiten a investigadores chilenos acceder a infraestructuras y proyectos de primer nivel, potenciando así el desarrollo científico del país.
El vicerrector de Investigación Pedro Bouchon, considera que la universidad “continúa demostrando su liderazgo en la ciencia global, y en la investigación que se hace desde Chile y en otras latitudes”, a través de sus alianzas estratégicas y la destacada participación de sus docentes en proyectos internacionales y acuerdos de cooperación que fomentan la investigación y formación.
De acuerdo a María Elena Boisier, directora de Investigación, lo anterior “es algo que debemos destacar, celebrar y seguir promoviendo. Y más aún, considerando la cantidad creciente de mujeres que están trabajando en instancias de relevancia global en la frontera de la ciencia, como el trabajo con CERN, EMBO y ESO, entre varios otros consorcios multilaterales. Como dirección de Investigación, nuestro rol es facilitar estas vinculaciones través de los distintos servicios e instrumentos de apoyo de la subdirección Internacional, y nuestro plan es fortalecerlos para seguir avanzando en este camino”.
Acceso a experimentos de vanguardia
El CERN es el mayor laboratorio de física de partículas del mundo, conocido por sus colisionadores de partículas y descubrimientos fundamentales para la ciencia, como el Bosón de Higgs, claves para lograr una mejor comprensión de nuestro universo. Chile está en proceso de postulación para convertirse en miembro asociado del CERN, y la UC ha jugado un papel importante en este proceso: en marzo de este año, una comitiva de CERN visitó la Facultad de Física en este contexto.
La universidad también forma parte del Instituto Milenio de Física Subatómica en la Frontera de Altas Energías (Saphir), donde se busca unir todos los esfuerzos de investigación en física subatómica conectados al CERN, desentrañando los misterios que se esconden en el universo más pequeño que los átomos.
“Formar parte del CERN es fundamental porque permite el acceso a experimentos de vanguardia, como por ejemplo, ATLAS -uno de los cuatro detectores ubicados en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), en Suiza-; colaboraciones internacionales con científicos de todo el mundo; y tecnologías avanzadas en detección y análisis de datos (Big data y Machine learning). Estas oportunidades no solo fortalecen el desarrollo de la física de partículas, sino que también preparan a los investigadores en un entorno altamente competitivo y especializado”, dice Francisca Garay, profesora del Instituto de Física y directora alterna de Saphir.
La investigadora es parte actualmente del experimento ATLAS y de la colaboración CLIC -Compact Linear Collider, un colisionador lineal de electrones y positrones, que permite a las partículas colisionar a energías más bajas que en ATLAS-, ambos ubicados en CERN. “Nuestra participación ahí podría impactar otras áreas de la UC, facilitando la transferencia de conocimiento y tecnología hacia otros campos, como podría ser medicina e informática”, agrega la investigadora.
En términos concretos, uno de los avances impulsados por la participación de Chile en el CERN es la construcción de detectores sTGC (small-strip Thin Gap Chambers), para la actualización del experimento ATLAS en el Gran Colisionador de Hadrones, donde la UC tuvo una participación importante junto con la Universidad Federico Santa María y apoyados por SAPHIR en la última etapa. Estos detectores, fabricados en Chile, permiten mejorar la precisión en la detección de muones, fundamentales para explorar nuevas partículas y fenómenos en colisiones de alta energía.
En la historia del CERN y la investigación made in UC destaca también el trabajo que ha realizado Giovanna Cottin, profesora del Instituto de Física e investigadora destacada en física de partículas. Ella forma parte de SAPHIR y fue miembro del experimento ATLAS.
Si Chile se convierte en miembro asociado del CERN, sería un “paso grande para nuestro país, pues abriría el camino para la participación de nuestra industria, lo cual contribuiría a su desarrollo”, explica Marco Aurelio Díaz, profesor del Instituto de Física, colaborador del proyecto ATLAS e investigador de Saphir. A nivel de capital humano, detalla el profesor, el número de estudiantes, técnicos e ingenieros que pueden trabajar en CERN, “podría crecer mucho. Esto no es exclusivo al área de la física; también informática, ingeniería eléctrica, mecánica y física médica, que igualmente hacen experimentos en el CERN”.
Biología molecular y sus aplicaciones en salud
EMBO, organización conformada por más de 1.900 destacados científicos, incluidos algunos Premios Nobel, promueve la investigación de excelencia en las ciencias de la vida, contribuyendo a la carrera de investigadores talentosos alrededor del mundo a través de becas, cursos y conferencias.
Actualmente está integrada por 31 países europeos, contando con tres como socios colaboradores fuera del continente, entre los que destaca Chile como único país latinoamericano, gracias al convenio de colaboración firmado en 2017, a través de la ex Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, Conicyt.
Para promover la interacción entre la organización y la comunidad local de investigadores, en junio pasado EMBO visitó la UC; su directora Fiona Watt, expuso sobre las oportunidades de financiamiento disponibles para investigadores en Chile. Esto, en el marco del fortalecimiento de los vínculos de cooperación con nuestro país, en colaboración con el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y ANID.
Luego, el 9 de julio, EMBO anunció la incorporación de 20 miembros asociados a su comunidad científica, categoría que se otorga a científicos con una trayectoria consolidada. En ese grupo se encuentran tres chilenos, siendo el profesor Rodrigo Gutiérrez, de la Facultad de Ciencias Biológicas, el único de la UC.
Así, se suma a otros nombres de la UC ya incorporados a EMBO en años anteriores en calidad de “global investigators”, como César Ramírez, académico del Instituto de Ingeniería Biológica y Médica, quien ingresó en 2023 a esta organización, y María Isabel Yuseff, profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas, quien se integró en 2020.
“Sin duda que la UC tiene un rol protagónico, también otras como la Universidad de Chile o la de Santiago, que tienen investigadores de muy alto nivel. Entonces, no es que haya un proyecto o avance específico que haya facilitado este acuerdo, sino que tiene que ver con la calidad del trabajo de investigación que hacemos cada uno de nosotros, en distintos ámbitos”, afirma Rodrigo Gutiérrez, apuntando a la calidad de los científicos nacionales.
El reconocimiento en su caso se debe a su trabajo en biología de sistemas. “He sido pionero en esa área en el mundo, en los temas de plantas que estudiamos como biología, la genómica y bioinformática. Y en los últimos 10 o 14 años, también hemos generado una línea de investigación en Atacama, en especies silvestres que vivían ahí, que también ha tenido harto reconocimiento a nivel mundial. Creo que EMBO, en general, se ha asociado a Chile por la calidad de los investigadores en nuestro país”, explica el académico.
Ser parte de esta “liga mayor” les otorga, por un período de cuatro años, financiamiento para actividades de formación y creación de redes de investigación. Los fondos pueden utilizarse para visitar otras instituciones y así establecer colaboraciones, explorar nuevos métodos y técnicas, realizar experimentos, asistir u organizar reuniones científicas, y recibir capacitación en liderazgo y gestión de EMBO.
“No solo he podido ampliar las oportunidades de colaboración y acceso a recursos, sino que también visibiliza el perfil internacional de la investigación en la UC, contribuyendo al avance continuo en biología celular e inmunología, impactando a las próximas generaciones de científicos”, afirma María Isabel Yuseff, quien confiesa que ser parte de EMBO ha impulsado significativamente su carrera científica. Un ejemplo de ello es el acceso a oportunidades para fomentar investigaciones colaborativas.
También, que la asociación con EMBO “ha conectado mi laboratorio en Chile con investigadores reconocidos de toda Europa, facilitando el intercambio entre estudiantes y promoviendo la visibilidad y competitividad en mi área, donde he podido difundir mis hallazgos a un público científico diverso. He tenido la oportunidad de participar en conferencias de alto impacto y publicar en revistas de prestigio en conjunto con mis colaboradores, lo que ha posicionado mi investigación en biología celular e inmunología a nivel internacional”, cuenta la profesora.
César Ramírez, profesor asociado del Instituto de Ingeniería Biológica y Médica, es el tercero UC de la lista de EMBO. El profesor ayudó a identificar enzimas antárticas que pueden degradar o “comer plásticos” a temperatura ambiente. También ha sido reconocido por ayudar a entender cómo algunas proteínas gobiernan a las bacterias.
Chile capital astronómica mundial
ESO es la principal organización intergubernamental de astronomía en Europa y el hemisferio sur, y opera algunos de los telescopios más avanzados del mundo, todos en Chile. Su trabajo ha sido crucial para avances significativos en la comprensión del universo.
Gaspar Galaz, profesor titular del Instituto de Astrofísica de la UC y miembro del Comité ESO Chile, explica que la relación de esta organización con Chile se remonta a un convenio de cooperación firmado en la década de los 60 y que tuvo modificaciones en 1995. Ahí se establece la cooperación entre el gobierno de Chile y la entidad para el desarrollo de la astronomía en Chile. Para ello, entrega -vía concurso- hasta el 10% del tiempo de uso de los telescopios que existen en todos los observatorios de ESO, a los astrónomos que trabajan en instituciones en Chile.
Además, la institución entrega un fondo de cerca de 500 mil dólares al año (unos 450 millones de pesos), para apoyar la investigación astronómica en instituciones chilenas, formación de expertos, desarrollo tecnológico, educación y divulgación científica. Este se reparte -vía concurso- por un comité mixto formado por astrónomos chilenos y de la ESO.
“Este caso es distinto a CERN y EMBO, porque el Observatorio Europeo Austral (ESO) fue concebido para construir un observatorio en Chile en 1962, partiendo por el Observatorio ‘La Silla’. Por esto, para la ESO, Chile es fundamental (…). Nuestro país ha tenido mucho desarrollo de la astronomía gracias al establecimiento de dicho observatorio, especialmente luego de la firma del convenio de 1995”, comenta Gaspar Galaz, quien en estos momentos se encuentra haciendo parte de un año sabático en dicha institución.
Los aportes de este convenio se reflejan en temas concretos como, por ejemplo, el apoyo a las instituciones chilenas para la contratación de profesores y postdocs. "Últimamente, fue muy significativo para nosotros recibir una donación para la reconstrucción del edificio del Instituto de Astrofísica, en el Campus San Joaquín, que se vio afectado por un incendio en 2021", menciona el profesor Galaz.
“La ESO ha colaborado mucho también en materia de divulgación y forma parte del escenario nacional para nuestro desarrollo astronómico. O sea, si la ESO se vaporiza, nos quedamos como una mesa a la que le falta una pata, y estaríamos en problemas. Para muchos astrónomos, y me incluyo, la ESO ha sido fundamental para su investigación”, expresa el académico.
Como concluye el vicerrector de Investigación Pedro Bouchon, el trabajo de nuestros investigadores con prestigiosas instituciones científicas internacionales en el marco de los acuerdos suscritos por Chile, “reflejan el compromiso de la UC con la excelencia académica y su misión de contribuir al desarrollo científico y tecnológico del país y del mundo, alineándose con los intereses de la política nacional en materia científica impulsada por la ANID”.